Vaca Muerta alcanza en 2024 récord histórico de fracturas, con YPF a la cabeza

La formación no convencional neuquina registró 20% más de operaciones que el año anterior, lo que marca el boom productivo que vive la cuenca.

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Post Energético

La formación Vaca Muerta vive un boom sin precendentes:  cerró 2024 con un crecimiento del 20% respecto a 2023 en etapas de fractura, alcanzando 17,796 operaciones y consolidándose como el motor energético de Argentina, de acuerdo con un estudio de NCS Multistage, que anticipa que la eficiencia operativa y las nuevas inversiones podrían llevar al sector a un nuevo nivel en 2025.

Si bien en octubre ya se proyectaban 18.000 etapas para el año, el desempeño del sector rozó la meta y demostró el enorme potencial de la formación no convencional más codiciada de Argentina.

En el desglose de inversiones por empresa, YPF se mantuvo como líder indiscutido con 8,732 etapas acumuladas en el año. Sin embargo, el crecimiento de empresas como Tecpetrol (1,453 etapas) y VISTA (2,396 etapas) evidencia la diversificación y el dinamismo del sector. Empresas como PAE, Shell y Pluspetrol también dejaron su marca en esta expansión.

De acuerdo con Luciano Fucello, Country Manager de NCS Multistage,  el crecimiento no fue solo en etapas de fractura, sino también en inversiones. La tendencia muestra un salto sostenido desde 2021, cuando el sector experimentó un repunte tras el parate de la pandemia. Este año se consolidaron inversiones millonarias que apuntan a seguir potenciando la infraestructura y la producción.

El informe destaca que este escenario refleja no solo el compromiso de las principales empresas del sector, sino también la confianza en el potencial productivo de la región. La suma de inversiones y actividad ubica a Vaca Muerta en el centro de las estrategias energéticas de largo plazo, tanto a nivel nacional como internacional.

Asimismo, Fusello explica que el incremento en la actividad de Vaca Muerta representa más empleo, mayor recaudación fiscal y un impulso a las exportaciones de hidrocarburos. Además, posiciona a Argentina como un actor cada vez más relevante en la transición energética global, con el gas como un combustible clave para el mediano plazo.

El impacto también se siente en las provincias productoras, donde las economías regionales se ven beneficiadas por el dinamismo de la industria. En paralelo, se abren oportunidades para proyectos complementarios como el transporte de gas y el desarrollo de infraestructura para exportación.