Shell retoma la exploración de petróleo en las costas de Mar del Plata y crece la expectativa

La empresa angloholandesa realiza con Qatar Petroleum estudios sísmicos en los bloques CAN 107 y CAN 109, donde estima podrían hallarse importante recursos hidrocarburíferos.

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Post Energético

Con la convicción de que existe un enorme potencial petrolero en las costas de Mar del Plata, Shell y Qatar Petroleum decidieron iniciar estudios de sísmica de dos bloques que, según se estima, podrían contener importantes reservas. 

Las operaciones se extenderán por tres meses y tienen como objetivo las áreas CAN 107 y CAN 109. Al momento los barcos se encuentran operativos, centralizados en el puerto, sin mayores inconvenientes.

El presidente del Cluster de Energía de Mar del Plata, Marcelo Guiscardo, se mostró optimista por los avances y resaltó que “hasta ahora, todo está funcionando bien”, aunque evitó precisar cuándo podría iniciarse la perforación. Se estima que el análisis de la información obtenida por los estudios sísmicos no llevaría menos de 5 meses.

Sin embargo, el movimiento logístico es permanente: “Ayer llegó el Sunrise G, un barco de apoyo que lleva agua y comida, cosas esenciales para estas operaciones”, señaló Guiscardo en declaraciones a la prensa.

Asimismo, este especialista remarcó la importancia del proceso que encabeza Shell y recordó que existen antecedentes favorables: “Si nos guiamos por la geología, hay una similitud entre las costas del Atlántico Sur y las de África Occidental, donde Shell ya ha encontrado yacimientos importantes. Esto no solo valida la teoría geológica, sino que también muestra que Shell ve un potencial real aquí. Porque si no, no estarían haciendo el gasto que supone esto. Sería mucho más fácil para ellos devolver las áreas y se acabó”, ponderó.

La exploración sísmica es una fase inicial crucial en cualquier proyecto offshore, ya que permite identificar estructuras geológicas que podrían contener hidrocarburos.

El año pasado Equinor declaró como “seco” el pozo Argerich, ubicado en el bloque CAN-100, tras meses de largas polémicas con ambientalistas, que luego se fueron desactivando a partir del consenso creciente en la comunidad de la inexistencia de riesgos y de las enormes posibilidades que traería a la región.