El presidente de Enarsa, Tristán Socas, anunció que la empresa quiere “darle un nuevo sentido” a la terminal de regasificación de Escobar y al inconcluso Gasoducto del Noreste, a través de inversiones privadas.
El presidente de Enarsa, Tristán Socas, anunció que la empresa quiere “darle un nuevo sentido” a la terminal de regasificación de Escobar y al inconcluso Gasoducto del Noreste, a través de inversiones privadas.
Por
Tras poner a la venta sus acciones en Transener e iniciar el proceso de concesión de las represas del Comahue, la empresa estatal Enarsa busca privatizar otros activos, en el marco del desguace y cierre que se propone el gobierno.
El presidente de la empresa, Tristán Socas, señaló la semana en el Energy Week que están llevando adelante conversaciones con distintos interesados que acercan ideas para darle un nuevo sentido a la terminal de regasificación de Escobar, que la compañía estatal comparte con YPF e incluye un gasoducto de interconexión.
“Hoy la función que tiene es suplir el déficit de transporte que tiene entre el sur y el norte argentino pero en la medida que se vaya construyendo infraestructura esa terminal puede tomar otra función”, explicó Socas sin dar mayores precisiones.
En la terminal de Escobar, ubicada en el km. 74,5 en la margen izquierda del Paraná de las Palmas, está instalado desde 2009 un barco regasificador y de almacenamiento de Gas Natural Licuado -hoy el único en operaciones- al que arribarán este año un total de 27 buques que permiten abastecer los picos de invierno y resultan clave en momentos donde la capacidad de transporte resulta suficiente para el volumen de gas que requiere el sistema.
Especialistas del sector consideran que sería un error desprenderse de ese buque porque más allá de que se amplíen los gasoductos troncales, da la posibilidad de asegurar el suministro en los picos de consumo en el corazón del sistema. Además, un técnico de largos años en el sector pregunta qué va a pasar cuando los funcionarios libertarios “aleguen que los cortes a los usuarios, GNC e industrial se deben a las bajas temperaturas y no la falta de previsión” y agregó: “Ya van dos inviernos consecutivos que declaran la emergencia del sistema por lo que no tener la planta de Escobar sería como pegarse un tiro en el pie”.
El otro activo al que Socas quiere ponerle cartel de venta es el Gasoducto del Noreste (GNEA), una obra que tras varios contratiempos se inició formalmente en 2015 para llevar por primera vez gas natural a Formosa, Chaco, norte de Santa Fe y el este de Salta, tomando gas de Bolivia. El proyecto comprendía en un principio también las provincias de Corrientes y Misiones, aunque luego esa etapa fue descartada.
En la actualidad, el ducto de 24 pulgadas tiene habilitados 1.719 kilómetros, que incluyen los tramos de Santa Fe, Chaco y llega a la ciudad de Formosa, operados por TGN. No obstante, las partes que faltan están abandonadas y tuvieron problemas con los contratistas e incluso denuncias por robo de caños.
Socas explicó que el GNEA es “el gasoducto que originalmente estaba ideado para traer gas desde Bolivia a través del Noreste Argentina” y recordó que se trata de ”una infraestructura que no se terminó de construir y tiene una combinación de elementos de transporte y distribución en esta nueva configuración energética donde las reservas de gas de Bolivia declinaron”.
El presidente de Enarsa indicó que desde su gestión se busca aportar “ideas y aspectos regulatorios para dar espacio a un privado para que esa infraestructura sea explotada”. La idea de la empresa estatal es que se convierta en uno de los conductos para exportar gas natural a países vecinos.