El cambio de sentido de cuatro plantas compresoras presenta un avance promedio menor al 40 por ciento e impide llevar 4 millones de m3 adicionales de gas al norte, que podrían exportarse.
El cambio de sentido de cuatro plantas compresoras presenta un avance promedio menor al 40 por ciento e impide llevar 4 millones de m3 adicionales de gas al norte, que podrían exportarse.
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La única obra pública de la gestión de Javier Milei está lejos de terminarse. Se trata de la reversión del Gasoducto Norte, un conjunto de trabajos para cambiar el sentido de flujo del ducto que va del sur de Santa Fe a la provincia Salta, pensado originalmente para traer gas de la cuenca norte.
Transcurridos 10 meses desde la inauguración, que con bombos y platillos encabezaron los principales funcionarios del Gobierno, todavía no se finalizó la reversión de cuatro plantas compresoras, un contrato que Enarsa firmó con Esuco el 19 de abril del año pasado.
El proyecto incluye el denominado Gasoducto de Integración Federal, un caño de 122 kilómetros, que va de las localidades cordobesas de Tío Pujio a La Carlota, conectando el Gasoducto Centro-Oeste con el Norte, además de dos loops, tramos que ya están operativos. El objetivo es abastecer con gas de Vaca Muerta a las provincias del norte por la caída de la producción de Bolivia.
Las plantas compresoras demoradas están ubicadase en la traza del ducto que opera TGN: en Deán Funes y Ferreyra (Córdoba), Lavalle (Santiago del Estero) y Lumbreras (Salta). Su funcionamiento permitiría contar en el norte con 4 millones de metros cúbicos de gas natural, según explicó días atrás el presidente de Enarsa, Tristán Socas. De acuerdo con el contrato original, firmado por su antecesor Juan Carlos Doncel Jones, las obras debían terminarse dos el 15 de marzo y las otras dos el 15 de junio de 2025.
La demora resulta más que inexplicable si se toma en cuenta que las plantas ya existen, cuentan con todo el equipamiento y la sala de control, por lo que los trabajos son mucho más sencillos que hacerla de cero.
Durante su disertación pocos días atrás en la Energy Week, Socas sostuvo que “en los próximos 60 días se estarán completando las cuatro plantas compresoras” y que una vez en funcionamiento van a “habilitar la posibilidad de exportar excedentes en algunos meses de verano”.
Algo similar consignó en su informe al Congreso, el Jefe de Gabinete de Ministros, Guillermo Francos, al señalar que cada una de las plantas tienen distintos estados de avance -sin especificar cuáles eran- y explicó que se realizan trabajos de soldadura en prefabricados de cañerías tanto en taller como en campo, ejecución de obra eléctrica e instrumentación para una puesta en funcionamiento en etapas durante los próximos 60 días. Asimismo, el funcionario refirió que el avance general del proyecto (tomando los gasoductos finalizados) es del 94 por ciento.
Sin embargo se trata de expresiones que parecen alejadas de la situación real del proyecto. De acuerdo a datos de la industria, a los que accedió El Post Energético, el avance global de las cuatro plantas a julio pasado apenas alcanzaba el 39 por ciento, con el agravante de que la de Deán Funes estaba debajo del 20 por ciento. No obstante, el dato saliente es el lento avance respecto al bimestre anterior, con un 12 por ciento.
“Son obras que no llevan más de 8 meses con toda la furia”, explica un técnico que participó en varios proyectos similares y agrega que tendría que tener un avance mensual de entre el 8 y 12 por ciento. “A este ritmo no hay forma de que lleguen en 60 días”, concluyó.
En el sector hablan de una combinación entre las dificultades de Enarsa para hacerse de los fondos, en medio de la motosierra -a pesar de que en este caso hay un crédito de la CAF– y la parálisis de la obra pública, aunque otros piden posar la mirada sobre la empresa Esuco, que tuvo una mala performance con la planta compresora de Mercedes -una obra complementaria al ex gasoducto Kirchner- licitada durante la gestión del Frente de Todos. No obstante, la administración libertaria de Enarsa volvió a darle un proyecto de compresión de gas, algo que muchos tildan de “inexpicable”.
Pero más allá de las cuestiones formales, las demoras en el proyecto tiene un costo para el sistema, que no cuenta con 4 millones de metros cúbicos diarios en el norte del país, lo que si pudiera exportarse implicaría una pérdida de 500 mil dólares por día o 180 millones por año, según calcula un consultor.