En los últimos días las viejas potencias de la Guerra Fría firmaron acuerdos de inversión en materia energética y minera con Arabia Saudita y Egipto.
En los últimos días las viejas potencias de la Guerra Fría firmaron acuerdos de inversión en materia energética y minera con Arabia Saudita y Egipto.

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Post Energético
Mientras Donald Trump recibía en la Casa Blanca al príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman, para firmar acuerdos de cooperación nuclear civil y de seguridad y sostenibilidad de la cadena de suministro de uranio y minerales críticos, casi en simultáneo Vladimir Putin participaba por videoconferencia, junto a su par egipcio Abdel Fattah El-Sisi, de la instalación de la vasija del reactor nuclear en El Dabaa, construida por Rosatom.
En una nueva muestra de su pragmatismo en materia de relaciones internacionales, Trump sorprendió al recibir con honores al líder de Arabia Saudita, elogiar su historial en materia de derechos humanos y reiterar su apoyo frente a las acusaciones por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado de Estambul. “Deben entender que este es un gran aliado”, sostuvo Trump, mientras que descartó las acusaciones y le restó importancia al caso: “cosas pasan”.
Mohammed bin Salman prometió en Washington inversiones por 1 billón de dólares (U$S 1.000.000.000.0000) para Estados Unidos, como parte de los acuerdos firmados que incluyen la compra de aviones caza F-35 y la inversión en inteligencia artificial.

En materia energética, se firmó un acuerdo de cooperación en usos civiles de energía nuclear, para llevar tecnología estadounidense a Arabia Saudita y mantener un firme compromiso con la no proliferación: de esta manera los saudíes no podrán convertir el programa nuclear civil en armas mediante el enriquecimiento de uranio, y al mismo tiempo le brinda más oportunidades de mercado a la industria nuclear de EEUU ante el avance de Rusia.
Además, y como parte de la carrera comercial que Trump inició frente a China y Rusia, se firmó una Alianza saudí-estadounidense para asegurar las cadenas de suministro de uranio y minerales críticos, impulsando la explotación minera de los abundantes recursos del Reino.
“Rusia seguirá durante todo el ciclo de vida delapoyando a sus socios egipcios proyecto nuclear. Esto se aplica al suministro a largo plazo de combustible para reactores, al mantenimiento de centrales nucleares y a la gestión del material nuclear gastado”, sostuvo Putin durante el acto, dejando en claro el interés ruso por mantener su influencia en el desarrollo nuclear egipcio.

El Dabaa es la primera central nuclear de Egipto, construida por Rosatom a orillas del mar Mediterráneo a unos 300 kilómetros al noroeste de El Cairo. Tendrá la capacidad de suministrar el 10% de la energía del país, y se trata del primer gran proyecto de Rosatom en África. Putin destacó la importancia del proyecto y las relaciones “estratégicas” entre El Cairo y Moscú, y apuntó que con la instalación de la vasija del reactor “entramos en una etapa clave del equipamiento tecnológico de la central, y ya en un futuro próximo esta podrá comenzar a generar electricidad”.
Para 2028, la corporación estatal rusa construirá 4 unidades de la planta egipcia con reactores VVER-1200 y suministrará combustible nuclear durante todo su ciclo de vida (60 años), además de brindar servicios de capacitación, mantenimiento y reparación durante una década tras la puesta en marcha de cada unidad.
Putin destacó la predisposición de El-Sisi y su administración para avanzar con el proyecto y la cooperación con Rusia en diversos ámbitos: “Apoyamos esta actitud y también abogamos por el fortalecimiento y desarrollo integral de la asociación con Egipto, nuestro país amigo”, dijo el mandatario por videoconferencia desde el Kremlin.