El Gobierno no puede terminar la reversión del Gasoducto Norte: se va la contratista porque no le pagan

La empresa Esuco, a cargo de las obras en cuatro plantas compresoras, calificó la situación de “insostenible” e intimó a Enarsa para que abone “en forma urgente” los certificados adeudados de la única obra pública del Gobierno de Milei.

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Post Energético

La finalización de la reversión del Gasoducto Norte va camino a convertirse en un verdadero dolor de cabeza para el Gobierno. Cansada de reclamar por las deudas, la contratista Esuco advirtió que si no se normalizan los pagos no podrá continuar con el proyecto.

La empresa, propiedad de la familia Wagner, le envió dos semanas atrás una dura nota a Enarsa, a la que accedió El Post Energético, en la que le recuerda que “promediando el mes de octubre aún no contamos con los fondos que necesitamos para solventar las obras, situación que resulta insostenible desde todo punto de vista”.

La misiva, dirigida a las autoridades de la compañía estatal, resalta que los atrasos los “coloca en la imposibilidad material de continuar con el normal desarrollo de los trabajos” y agrega que la falta de pago “ha quebrado la ecuación económico-financiera del contrato”. 

En otro tramo de la carta, Esuco remarca que por la mora acumulada se vio obligada a financiar la continuidad de los trabajos a tasas de mercado que “superan ampliamente las previstas en la estructura de costos original” por lo que exige que con “extrema urgencia” se proceda al pago “inmediato” de los certificados adeudados.

En caso de que la contratista abandone definitivamente  la obra, Enarsa no tendría otra alternativa que volver a licitarla, lo que demoraría todas más su finalización, aunque en el sector no descartan algún acuerdo con la transportista TGN -operadora del Gasoducto Norte- para completar los trabajos.

La única obra pública libertaria, demorada 

Licitada en el tramo final del gobierno de Alberto Fernández, la reversión del gasoducto fue puesta en pausa con la llegada de los libertarios, con la bandera de barrer con la obra pública, a pesar de que el proyecto contaba con financiamiento internacional, a través de la CAF.

El proyecto incluye la construcción de un gasoducto de 122 kilómetros entre las localidades cordobesas de Tío Pujio y La Carlota, dos loops en la misma provincia y el cambio de sentido de flujo de cuatro plantas compresoras sobre el Gasoducto Norte: dos en Córdoba y las restantes en Santiago del Estero y Salta.

El 4 de noviembre del año pasado, el gobierno anunció, con bombos y platillos, la inauguración de la reversión pero casi un año después todavía falta terminar el cambio de sentido de flujo de las compresoras.

En el contrato original, firmado por el entonces presidente de Enarsa Juan Carlos Doncel Jones, Esuco se comprometía a terminar los trabajos en junio de 2025. Sin embargo, a la fecha la más avanzada es la de Lavalle, con un 75%, mientras que la de Dean Funes apenas alcanza el 27%, de acuerdo con datos que circulan en la industria.

La demora de estas obras impide llevar 4 millones de metros cúbicos diarios adicionales de gas de Vaca Muerta al norte del país, que en caso de exportarse representarían 180 millones de dólares por año, de acuerdo con cálculos privados.

Una empresa con malos antecedentes

La adjudicación de la reversión de las plantas a Esuco no estuvo exenta de polémicas. La constructora tuvo un mal desempeño en la construcción de la planta compresora de Mercedes, provincia de Buenos Aires, una obra complementaria del ex Gasoducto Néstor Kirchner -hoy Perito Moreno- del cual tampoco terminó en tiempo y forma la compresora de Salliqueló.

De acuerdo con versiones que circulan en el mercado, Técnicos de carrera de Enarsa le advirtieron a las nuevas autoridades sobre los malos antecedentes de Esuco -e incluso alguno hasta se habría negado a poner su firma- pero la orden política fue avanzar igual.